El espejo de mi Alma

15/2/10

De vez en cuando la vida...


Me gusta definir la vida como una montaña rusa, al menos la mía lo es, llena de cuestas empinadas, seguidas de vertiginosas pendientes y algún que otro looping por sorpresa. Ahora mismo estoy atravesando una etapa agridulce. Por una parte me siento llena de proyectos y energía pero siempre sucede algo que me da un mazazo en la cabeza y me hace llorar. Desde que mi amigo el osteópata se hizo cargo de canalizar mis emociones, mis lágrimas se han declarado en anarquía y salen a su antojo deslizándose por mis mejillas… ¡Si hasta lloro con las pelis del AVE!


Pero cuando la tristeza hace presa de mi, siempre tengo a mi gente que me hace sentir la persona más afortunada del mundo. Esta afirmación, lejos de parecerme cursi, me recuerda a una canción de los “Fabulosos Cadillacs”…


Ya se acerca mi cumpleaños (por cierto, me caen 33), me encanta celebrarlo, ¡es mi día favorito del año! Y con el cumple me ha pasado lo mismo que con la Navidad, antes no me gustaba nada cumplir años pero desde que resurgí de mis cenizas (bello eufemismo para referirse al cáncer) me encanta disfrutar de este día. No os equivoquéis que no se debe a los regalos, mi momento favorito es cuando suena el móvil y al descolgar alguien que hacía tiempo que no veías te felicita o cuando tu madre espera la hora exacta en que naciste para felicitarte o cuando tu ahijada entona el “cumpleaños feliz, Airene”… estas son las cosas que hacen que la vida valga la pena…


En cuanto a regalos, prefiero aquellos que no son materiales ni los más caros sino los que ofrecen experiencias o compartir una actividad o algo que han hecho especialmente para ti. Mi gente me conoce a la perfección y aunque con algo de antelación (mi cumple no es hasta el 20 de Febrero) ya me han caído dos regalazos…


REGALO 1 à Mi hermano y mi cuñada me regalaron un día inolvidable cerca del Montblanc. Fuimos a comer calçots a un restaurante precioso (que recomiendo de corazón para celebrar acontecimientos especiales) y, mientras saboreábamos las primeras tejas de calçots del año, compartímos una conversación íntima, profunda, desde donde nacen los sentimientos, nos reímos y la magia del momento nos embargó de emoción. Por la tarde, estuvimos paseando por el pueblo dónde descubrí el fiel retrato de la tienda de la película “Chocolat”, evidentemente nos dejamos arrastrar cuál ratoncillos tras el flautista por el increíble espectáculo de olores y caímos en la dulce tentación con todo el equipo… Un día perfecto con la compañía perfecta…


REGALO 2 à Dos de mis amigas me llevaron por sorpresa al espectáculo de Sara Baras… ¡REGALAZO! Me encantó que fuera secreto hasta el último minuto, me encantan las sorpresas pero no suelo recibirlas así que la propuesta de “el domingo por la tarde no hagas planes que ya los tienes y hasta aquí puedo leer” me produjo ese familiar cosquilleo en la boca del estómago. Sobran las palabras para definir el arte y la raza tanto del cuerpo de baile en pleno como de los músicos, sólo os diré que aún me duelen las palmas de las manos de aplaudir al final del espectáculo.


Y el próximo fin de semana más… no sé si resistiré tanta emoción junta… eso sí, pienso disfrutarlo, saborearlo y recrearme en todos y cada uno de los momentos.


¡¡¡GRACIAS POR HACERME SENTIR ESPECIAL!!!


4 comentarios:

  1. 33 tan pocos y tan vivida que está mi niña. Pena no poder estar el viernes ahí cerca!!!!!!

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  2. jajajaja ¿ves como tengo razón? amigos como tú me hacéis sentir especial y querida... Sí, toda una lástima que no estemos más cerca...

    Un besazo!!!

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  3. No te hacemos sentir, es que eres especial! Gracias por ser como eres, no cambies nunca!
    Por cierto, yo también disfruté como una enana guardando el secreto hasta el final, jejejeje!
    Un besazo de corazón!

    Vanessa

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  4. Qué ilusión que me leas, mi simbiótica!!! Un placer teneros, no existen palabras para expresarlo.

    Os quiero, niñas!

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