Que últimamente no escriba todo lo que me gustaría no significa que no tenga ganas de hacerlo. Entre semana me veo arrastrada por la vorágine multinacional en la que trabajo y el fin de semana lo dedico a disfrutarlo a tope. El finde pasado fue muy intenso porque celebré mi 33 cumpleaños por todo lo alto, vamos que en lugar de una fiesta de cumpleaños parecía más bien una boda gitana de esas que duran varios días.
Me subí en el tiovivo de los 33 el viernes y no bajé hasta el lunes por la mañana… Francamente aunque ya no tenga edad para según que cosas, éstas se disfrutan lo mismo o incluso más que antes.
En el post anterior os comenté que mi cumpleaños es mi día favorito del año porque disfruto de toda mi gente y me baño con sus abrazos, besos y sonrisas. Es tan gratificante tenerlos a todos que me recargo de energía y autoestima por una buena temporada. La verdad es que ya estaba con el depósito en reserva y este fin de semana me ha venido genial para volver a recuperarme.
Me han pasado muchas cosas en estos dos días (casi tres) de celebraciones en los que he fusionado sorpresas y carcajadas con lágrimas amargas. Mi corazón volvió a partirse en mil pedazos pero, gracias a todos los que estáis, el dolor se lleva mucho mejor. Y como buen Ave Fénix, estoy resurgiendo de mis cenizas con nuevos proyectos entre los que destaca tomar todo lo que la vida me da y abrazarlo con fuerza… En esta ocasión, el sábado de mi cumpleaños me abrió la puerta hacía un viaje soñado y en menos de un mes parto hacía Nueva York… Mi vida es una tragicomedia pero en esta ocasión, el limón y la sal han servido para condimentar un tequila en lugar de acrecentar el dolor de mis heridas.
Abre tu baúl y me llevas contigo, vale????
ResponderEliminarsiempre vas conmigo... mis amigos siempre en el corazón!
ResponderEliminarUn beso y gracias por estar aún y la distancia
¿Volvemos? me lo pasé en grande
ResponderEliminarBesos