El espejo de mi Alma

21/11/11

MAYORIA ABSOLUTA

Tenemos la tendencia natural de tirar a la basura lo que no funciona… Estoy en un momento de mi vida en el que las cosas del pasado deben quedarse ahí y no volver a enturbiar el presente anulando el futuro… Me vais a permitir la licencia literaria, pero es un poco como el resultado de las elecciones de este domingo.


Es evidente que el gobierno de ZP no ha conseguido que veamos la luz al final del túnel en el que nos metieron los señores del PP. Pero no hemos aprendido de nuestros errores y haciendo válido el refrán que dice “el hombre es el único que tropieza dos veces con la misma piedra” hemos vuelto a darle el poder absoluto a un partido político…


En mi caso, el paralelismo se establece en dar nuevamente la exclusiva a un amor del pasado que me sumió en una profunda crisis sentimental y que tras varios años “a salvo” ha vuelto a mi vida haciéndome tambalear hasta los cimientos…


Y lo peor de todo es que la causa es la misma por la que critico a aquellos que han propiciado con sus votos la aplastante victoria del PP. Es decir, como todos mis “pretendientes de la oposición” no han conseguido sacarme de la crisis pues vuelvo al origen y me destrozo nuevamente.


Aún no sé si los gobernantes que nos hundieron el sueño del estado del bienestar serán igual de dañinos que mi recuperado y aniquilador amor del pasado pero lo que sí sé es que un cambio real no consiste en tirar lo nuevo y volver a lo viejo (aunque nos hiciera daño) sino que debemos apostar con valentía por lo verdaderamente nuevo aunque nos asuste o nos de pereza…


Usando un paralelismo futbolero que me ha inspirado mi hermano, mi reflexión es, ¿qué hubiera pasado si en lugar de hacer eterno el Barça-Madrid de la política hubiera ganado el Valencia la Liga por el gobierno? ¿Qué hubiera pasado si en lugar de volver a unos brazos conocidos y aniquiladores hubiera apostado por esperar al desconocido ideal?


España tiene 4 años por delante para aprender y yo espero no tardar tanto en ponerle remedio a mi gran error…

Seguiremos informando...

10/11/11

La Historia de Grinza Parte VII

Todos los suyos se sumieron en una profunda tristeza y preocupación. Su hermano, el Mago Radagast, partió en busca de la curación de Grinza con lágrimas en los ojos sin ni siquiera despedirse de ella ya que no sabía qué decir o hacer para ayudarla y Madre Naturaleza le dió todo el coraje necesario para su lucha. Sus amigos más íntimos la rodearon con su cariño y amistad incondicional.


Los tratamientos a los que fue sometida fueron duros y dolorosos y los pasó con la única compañía de Madre Naturaleza. Sus amigos la apoyaban siempre y descubrió que algunos de ellos no eran tan amigos como prometían pero encontró otras personas maravillosas que le tendieron su mano.


La noticia de la enfermedad de Grinza se extendió por todos los rincones del Gran Bosque y llegó a oídos del Rey Erestor quién se dispuso inmediatamente uno de sus carruajes para acompañar a Grinza a sus consultas con los grandes Hechiceros. Aunque el Hada no quería que la viera sufrir, Erestor no se separó de su lado.


Los meses pasaban y cada vez el tratamiento era más penoso para Grinza que tenia que fingir encontrarse bien delante de sus más allegados. Quería evitarles el dolor de verla sufrir y pasaba largo tiempo encerrada en sus aposentos, sumida en la oscuridad de sus pensamientos.


Después de casi un año largo y oscuro el sol salió de nuevo para Grinza cuando los Hechiceros le dieron la buena noticia: su enfermedad había remitido al fin!!! Grandes festejos se prepararon en honor de Grinza y la buena nueva corrió de boca en boca.


La noche de los festejos grandes sonrisas iluminaban los rostros de los familiares y amigos que habían estado a su lado. Algunos incluso habían derramado lágrimas de felicidad al abrazarla. Grinza notaba en su interior que algo había cambiado pero hizo oídos sordos a esa realidad y se preparó para retomar su vida dónde la había dejado un año atrás.


Grinza quería volver a danzar pero su cuerpo no respondía como antes, se cansaba con facilidad y sus extremidades estaban tan entumecidas y castigadas por los tratamientos que le fallaban continuamente. Grinza empezó a sentir como la frustración y la impotencia que había escondido durante su enfermedad se apoderaban de ella. Se estaba dando cuenta que ya no era la misma persona de antes y eso la aterraba.


Cada seis meses, Grinza debía pasar unos controles rutinarios para garantizar que su estado de salud seguía siendo bueno. Sólo la acompañaba Madre Naturaleza que había perdido parte de su grandeza debido a que la enfermedad de su querida hija la había consumido.


Las primeras veces fue muy duro puesto que la sombra de que la enfermedad regresara la hacía temblar de miedo. Odiaba el olor que impregnaba la casa del Maestro Hechicero y a pesar de que se habían hecho grandes amigos, no podía evitar que sus pasos se ralentizaran al entrar en su consulta.


Era un miedo irracional e incontrolable pero no sólo al regreso de su enfermedad sino a no saber como retomar su vida. Las anteriores veces que su luz se apagó fueron distintas no había cambiado su cuerpo ni su alma y el miedo no se había instalado en su interior.


Sus amigos no entendían porqué Grinza permanecía aletargada, todos esperaban que la reacción lógica de Grinza fuera salir a comerse el mundo pero no entendían que el interior del Hada estaba a oscuras. El dolor oculto durante su enfermedad empezó a salir a flote. La tristeza y la apatía envolvieron a Grinza en su fría manta.


Continuará...


9/11/11

La Historia de Grinza Parte VI

Llegó a casa hecha un mar de lágrimas y no abandonó su lecho en varios días. Únicamente lloraba sin consuelo hasta que Madre Naturaleza se sentó a su lado y le dijo una única frase que hizo que Grinza dejara de llorar sorprendida:


“Pon en una balanza lo que has perdido y lo que has ganado y si pesa más lo que has perdido puedes seguir llorando pero si por el contrario pesa más lo que has ganado seca tus lágrimas y vuelve a brillar, te lo mereces”


Grinza meditó las palabras de su Madre y finalmente se levantó de la cama y dejó de llorar. Debía volver a coger las riendas de su vida ya había perdido tres veces su luz y decidió que no podía perder más veces su camino.


En ese momento todo cambió, empezó por volver a poner en sus labios la sonrisa que solía acompañarla y volvió a retomar sus adorados paseos. Fue así como decidió apuntarse a un Centro de Baile, quería conocer gente nueva y desentumecer su cuerpo después del letargo al que la había sometido el Trobador.


Su decisión no pudo ser más acertada, en el Centro conoció a otras Hadas que se convirtieron en sus grandes amigas. Descubrió que el arte de la danza se le daba bastante bien y lo más importante de todo, era inmensamente feliz bailando.


Su gran amiga, el Hada Malekin, también estaba atravesando un duro momento y ambas se hicieron inseparables. Eran totalmente distintas, como el día y la noche pero se entendían sólo con mirarse. Malekin tenía una gran fuerza interior que contagió a Grinza haciendo que se creyera capaz de cualquier cosa.


Juntas lloraron amargamente y rieron de felicidad, se apoyaron la una en la otra en los momentos duros y disfrutaron de los buenos momentos que les deparaba la vida. Malekin conoció a un apuesto caballero de ojos azules como el mar y su corazón roto empezó a recomponerse poco a poco.


Por su parte, Grinza se sentía mejor que nunca no dejaba de disfrutar de la danza y de sus amigos y su vida era más plena cada día…


Todo era maravilloso pero una vez más la fatalidad se cruzó en el camino de Grinza. Una extraña enfermedad se adueñó de su cuerpo, algunos decían que eran las viejas heridas que habían cerrado en falso y que ahora supuraban o que una maldición la había poseído.



Continuará...

7/11/11

La Historia de Grinza Parte V

Como todos los comienzos, la historia de Grinza y el Trobador empezó rodeada de felicidad pero en el interior del Trobador se escondía un alma sombría llena de tanto rencor y frustración que habían vuelto de piedra y hiel su corazón.


Las amigas de Grinza la aconsejaron al respecto pero el Hada no quería creer que su felicidad actual sólo fuera un espejismo así que las ignoró y se volcó aún más en su historia de amor. Debía esforzarse por mantener a Erestor en el olvido…


El Trobador envidiaba la manera de ser de Grinza y por encima de todo esa luz que la envolvía. Los amigos de su amado la acogieron al instante y eso, lejos de alegrarle, hizo despertar el rencor dormido y, casi sin darse cuenta, empezó a envenenar a Grinza.


La familia del Trobador le reprochaba constantemente que no tuviera una profesión noble y eso enfurecía al Trobador que descargaba su ira sobre Grinza. Ella estaba preparada para afrontar la ira de cientos de Dragones pero el Trobador actuaba sutilmente. Con el arte de la palabra la hacía sentir su único apoyo para instantes después menospreciarla con comentarios ponzoñosos.


Así fue como Grinza volvió a perder su luz de nuevo pero está vez fue muy lentamente. Su alegría se fue apagando como se consume una vela y cambió su sonrisa por lágrimas amargas. Sus allegados empezaron a percibir con preocupación como Grinza se iba apagando lentamente por las malas artes del Trobador.


Tan bien tejió su venenosa red que el estado de ánimo de Grinza dependía del Trobador, cada mañana le llamaba asustada esperando sus hirientes palabras que la hacían sentir muy pequeña y le hicieron rememorar sus primeros años en la Escuela. En el fondo de su alma, añoraba enormemente a Erestor y por las noches se dormía empapada en llanto mientras soñaba que el Rey venía a rescatarla del infierno en el que estaba sumida.


Un día los ataques del Trobador fueron tan despiadados que Grinza pasó el día entero llorando amargamente y en ese momento algo se rompió en el interior del Trobador. De repente percibió todo el dolor que le estaba inflingiendo a Grinza sin merecerlo, estaba vertiendo toda su frustración en la única persona que le había amado sin reservas y decidió poner fin al horror.


Una tarde de primavera el Trobador dejó a Grinza con lágrimas en los ojos diciéndole que no podía soportar más ver todo el mal que le estaba haciendo. Grinza, no podía creer lo que estaba oyendo Tenía múltiples sentimientos encontrados, por un lado no podía dejar de preocuparse por el Trobador, que iba a ser de él sin ella…. Pero sin embargo, una pequeña luz aparecía al final del negro túnel, pero Grinza aún no era capaz de verla.


Continuará...



6/11/11

La Historia de Grinza Parte IV

Los días se sucedieron felices, a medida que compartían más momentos se iban dando cuenta de que no podían separarse. Para Grinza, su relación era bastante agridulce. Cuando se encontraba junto a Erestor era la mujer más feliz del mundo pero en los días que las obligaciones del Rey le llevaban lejos de su pequeño mundo la melancolía se adueñaba de Grinza…


Se había acostumbrado a vivir cerca de la Oficina de Correos esperando a que una paloma mensajera le trajera nuevas de su amado. Cada vez se la hacía más difícil vivir en su mundo para dos sin poder salir al exterior y hacer cosas tan simples como un paseo por el Gran Bosque o compartir una cena con sus grandes amigos.


Erestor se entristecía al conocer los anhelos de Grinza e intentaba sorprenderla con visitas a reinos más lejanos aunque siempre solos y lejos de ojos conocidos. De repente y sin previo aviso, una guerra sacudió el reino de Erestor y el Gran Rey centró todos sus esfuerzos en volver a recuperar la paz perdida.


Debido a esto, Grinza vió con suma tristeza como sus encuentros con Erestor se espaciaban y un gran agujero en su corazón empezó a dejar que la pena se filtrara e inundara su alma. Sin darse cuenta, todo su universo empezó a girar entorno a Erestor. Cuando recibía noticias de que su amado quería verla, dejaba cualquier cosa que estuviera haciendo y corría rauda a su encuentro.


Quizás fuera la madurez del Rey o bien que realmente sentía verdadero amor por Grinza, pero una tarde de tormenta Erestor le dijo al Hada que debía seguir su vida, que era joven y podría encontrar a alguien que le diera todo lo que él no podría darle jamás.


Estas palabras golpearon el corazón de Grinza con fuerza y toda la pena que almacenaba en su interior se desbordó en mares de lágrimas que anegaron sus ojos. Erestor sabía que hacía lo correcto pero sorprendentemente también sintió una gran tristeza no esperaba.


A partir de ese amargo momento, Grinza decidió que haría un gran esfuerzo por apartarse de Erestor. Como el Rey estaba centrado en su cruzada por devolver la paz a su reino, pudo comenzar de nuevo con su antigua vida. Se sorprendió de lo mucho que le costaba retomar sus actividades, relegadas a un segundo plano por su relación con Erestor.


Volvió a encontrar a sus viejos amigos y conoció otros nuevos y aunque tenía plena certeza de que el amor de su vida sería siempre Erestor, se dio cuenta que debía hacerle caso y encontrar su propio camino.


No había abierto aún su corazón pero una de sus compañeras le presentó un buen día a un Trobador que despertó en ella un sentimiento dormido con sus cantos de sirena. Al Trobador no le fue fácil encontrar una llave que le permitiera entrar en el corazón de Grinza pero el Hada pensó que ya que no podría tener a su amor verdadero, el corazón del Trobador era lo que le deparaba la vida. De este modo, empezaron a compartir paseos y confidencias e iniciaron su camino juntos.


Continuará...


5/11/11

La Historia de Grinza Parte III

Era la primera vez que sentía algo tan fuerte y no sabía cómo comportarse ante el Rey Erestor. Estaba tan nerviosa que se puso a tararear una de las canciones que la Orquesta del Gran Bosque estaba interpretando en aquel momento.


De repente, Erestor la miró perplejo y le preguntó cómo era posible que conociera esa canción tan antigua. Grinza, totalmente sonrojada, le contestó que una de sus grandes pasiones era la música y que tenía un especial don por recordar todas las canciones que escuchaba.


Sin mediar palabra el Rey Erestor le tendió la mano con una sonrisa turbadora y la llevó a la pista de baile. Grinza estaba tan nerviosa que apenas podía recordar los pasos de aquella danza, se obligaba a mirarle a los ojos pero no conseguía sostenerle la mirada más de unos segundos.


A partir de ese momento no se separaron en toda la fiesta, hablando animádamente de multitud de temas por los que parecían compartir interés. Cuando la Gran Orquesta anunció el último baile, ambos se sorprendieron de lo rápido que había pasado la noche y se emplazaron para verse nuevamente. Sin embargo, el Rey Erestor no la invitó a su castillo sino que le propuso verse en el Gran Bosque, en la cima de una colina desde la que Grinza le comentó que podían verse todas las estrellas del cielo.


En ese momento Grinza no era consciente de cuantas lágrimas amargas le deparaba aquel encuentro apasionante… Aunque una sensación de alerta le acarició la boca del estómago, la magia que la había acompañado durante toda la noche se encargó de calmarla de inmediato.


Llegó el ansiado día en que volvería a ver a Erestor y Grinza desgranaba los minutos que quedaban para reencontrarse con él sumamente nerviosa. Quería comprobar si esa nueva magia que les había envuelto toda la noche era real o sólo fue el destello de las luces de la Gran Fiesta.


El Rey Erestor llegó en su gran carruaje y juntos viajaron hacía la Colina de la Medianoche. Desde el primer momento que volvieron a estar juntos, Grinza se dio cuenta de que las mismas sensaciones se pusieron a jugar entre ambos devolviéndolos a la noche que se conocieron.


Todo fue perfecto hasta que Erestor hizo real el gran temor de Grinza con sus palabras… Él era un Gran Rey y tenía múltiples responsabilidades que atender en su mundo… y con su Reina, pero que había descubierto en ella algo que no pensaba poder encontrar a esas alturas de su vida y no quería perderlo.


Ya era demasiado tarde para Grinza, no podía dejar de anhelar volver a ver a Erestor y aunque imaginaba que el precio que debería pagar era demasiado alto, hizo caso omiso de la voz de la razón y siguió los dictados de su corazón. Quería seguir viviendo esas sensaciones que le había despertado por primera vez el Rey. Le gustaba cómo se sentía cuando estaba con él, poderosa, capaz de todo, bella, amada…


No sabía dónde la llevaría aquel camino que empezaba a andar pero no podía resistirse a querer seguirlo de la mano de Erestor.


Continuará...

4/11/11

La Historia de Grinza Parte II

El Dragón quedó prendado al instante de ella y decidió conquistarla a toda costa. Así que la esperaba cada día para acompañarla en su paseo y, nuestra Hada, que no estaba acostumbrada a tales atenciones empezó a brillar de nuevo con fuerza. Los dragones son ambiciosas criaturas que aman los objetos de valor y los grandes tesoros y ante la brillante luz de Grinza no pudo evitar codiciar aún más su corazón.


Y así, el fuego del Dragón consiguió derretir la armadura que rodeaba el alma del Hada consiguiendo así su amor. Cuando todo parecía ser mágico entre ellos, el Dragón empezó a mostrar el instinto que domina a su especie. Al salir en sus múltiples vuelos de reconocimiento y caza, el Dragón encerraba a Grinza en el Castillo Dorado. La rodeaba de tesoros y grandes riquezas pero no la dejaba ver a los suyos ni volver a realizar sus adorados paseos diarios ya que tenía miedo de que otro pudiera robar su joya más preciada.


El carácter del Dragón se volvió frío y violento puesto que estaba viendo menguar a pasos agigantados la preciada luz del Hada y la culpaba a ella de esa pérdida. Cada vez era más desconfiado y la encerraba detrás de más puertas con pesados candados. Grinza salía a hurtadillas por un pasadizo secreto y solía volver al Lago Salado en busca de consuelo. Sus lágrimas se vertían en el Lago haciendo que éste bebiera su amargura.


Al regreso de una de sus escapadas, el Dragón la estaba esperando enfurecido ante su desobediencia. Grinza sintió verdadero terror ante la rabia del Dragón que la golpeó con su cola derribándola contra una de las paredes del Castillo. Grinza se desmayó y cuando abrió de nuevo los ojos estaba en la morada del Curandero del Gran Bosque con una de sus alas vendadas.


Se levantó a duras penas de su lecho, todo estaba oscuro y comprendió entonces que su luz se había extinguido, ya no brillaba. No confesó a nadie este duro trance puesto que le avergonzaba que la vieran así.


Al día siguiente el Dragón se apostó a la puerta de su morada intentando obtener el perdón del Hada pero Grinza había tomado una firme decisión: debía retomar su camino y volver a brillar de nuevo con luz propia.


El camino que retomó Grinza fue una dura ascensión por una empinada cuesta en la que tuvo que enfrentarse a sus miedos más profundos y antiguos así como también a los nuevos que le había inculcado el Dragón. Pero poco a poco y con tesón consiguió volver a brillar y esta vez más que nunca.


Conoció a aguerridos caballeros, nobles príncipes y sabios magos pero ninguno conquistó de nuevo el corazón de Grinza...


Era una noche de fiesta en el Gran Bosque y las amigas de Grinza la arrancaron de entre sus libros con el propósito de que se divirtiera un poco. Grinza salió de mala gana pero cuando las estrellas la recibieron con su mágico brillo algo le dijo que esa era una noche especial...


Al entrar en el salon donde se celebraba la fiesta, una de sus amigas le presentó al Rey Erestor. Era un hombre muy apuesto y gentil, que destacaba entre la multitud por un especial magnetismo que impedía que apartaras los ojos de él.


Inmediatamente, Grinza sintió una fuerte atracción por él... cuando los labios del Rey rozaron la mano de Grinza al saludarla, algo mágico sucedió. Con una mirada de sus profundos ojos oscuros hizo temblar a Grinza de pies a cabeza y una electricidad especial le recorrió el cuerpo.



Continuará...