Me encantan los musicales, recuerdo de niña quedarme embobada delante de Gene Kelly cantando bajo la lluvia (nota: es una fantasía que me queda pendiente de realizar). Desde entonces, todos los años por estas fechas, es uno más de los encantos de la Navidad.
Hace unos meses que ha llegado a Barcelona el musical basado en las canciones de Mecano y desde entonces he estado buscando con quién ir a verlo. Como pasaban los días y mi búsqueda se estaba volviendo infructuosa, decidí ir sola. En los últimos tiempos, he descubierto el placer de hacer cosas en solitario y nunca más voy a quedarme sin hacer nada que me apetezca por no tener con quién hacerlo.
Así que allí estaba ayer por la noche, fila uno, butaca uno y con unas ganas inmensas de disfrutar… Y vaya si disfruté! Sencillamente, me encantó.
El truco está en dejarse llevar, arrastrado por la música y los sentimientos que te traen las canciones de Mecano. Soy de la opinión que cada canción evoca un momento de tu vida y que cada momento, te hace pensar en una determinada canción, o al menos a mi me pasa… Mi vida tiene su propia banda sonora.
Me gustan las obras en las que el público se convierte en un elemento más del espectáculo y así fue ayer… hubo momentos en los que me recordé de niña poniendo esa cara de alucine, otros en los que lloré como una magdalena y otros en los que no pude parar de aplaudir, cantar y bailar mientras la música en directo me embargaba.
Una catarsis digna de vivir!
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