A veces es difícil retomar algo que llevas tiempo sin hacer… sobre todo cuando se trata de algo que nos obliga a buscar dentro en busca de esas espinas que se clavan en el alma y la hacen sangrar.
Llevo muchos años buscando el amor en todo lo que hago y siempre he olvidado cultivar mi relación amorosa más importante: la que mantengo desde hace casi 35 años conmigo misma. Si tengo que ser sincera siempre me cuesta demostrarme el amor que me profeso y debo hacer un esfuerzo enorme por mantener este romance perpetuo que cumple con todos los estándares de las relaciones más tormentosas… Me desatiendo por el trabajo porque se supone que es lo que debo hacer, me pongo mil excusas para no ir al gimnasio y me hago demasiado daño empeñándome en relaciones que me provocan más lágrimas que sonrisas…
Paso de abandonarme completamente a mimarme en exceso, aunque para ser sincera los lapsos de tiempo que me olvido de mi misma suelen ser más largos… En resumen, ¡¡¡vivo una relación bipolar conmigo misma!!! Pero creo que después de varios meses navegando sin brújula y subida en una constante montaña rusa de emociones, estoy en condiciones de centrarme nuevamente en mi sin excesos y con total autocrítica.
Tras cuatro días de reflexión, he decidido dejar de lamentarme encerrada en mi cuarto y voy a salir enfrentarme con los nuevos retos que me han hecho tambalear estos últimos meses. Mi trabajo no va a hundirme nuevamente, sé que soy capaz de resolver con éxito mi nuevo puesto y no voy a esconderme detrás de lo malo que son los cambios.
Por lo pronto, otro pequeño ejemplo de que quiero retomar los buenos y viejos hábitos es este post que después de casi un año y medio ya tocaba.
Poco a poco y con paciencia seré capaz de conseguir todo lo que me proponga.
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