El espejo de mi Alma

9/11/11

La Historia de Grinza Parte VI

Llegó a casa hecha un mar de lágrimas y no abandonó su lecho en varios días. Únicamente lloraba sin consuelo hasta que Madre Naturaleza se sentó a su lado y le dijo una única frase que hizo que Grinza dejara de llorar sorprendida:


“Pon en una balanza lo que has perdido y lo que has ganado y si pesa más lo que has perdido puedes seguir llorando pero si por el contrario pesa más lo que has ganado seca tus lágrimas y vuelve a brillar, te lo mereces”


Grinza meditó las palabras de su Madre y finalmente se levantó de la cama y dejó de llorar. Debía volver a coger las riendas de su vida ya había perdido tres veces su luz y decidió que no podía perder más veces su camino.


En ese momento todo cambió, empezó por volver a poner en sus labios la sonrisa que solía acompañarla y volvió a retomar sus adorados paseos. Fue así como decidió apuntarse a un Centro de Baile, quería conocer gente nueva y desentumecer su cuerpo después del letargo al que la había sometido el Trobador.


Su decisión no pudo ser más acertada, en el Centro conoció a otras Hadas que se convirtieron en sus grandes amigas. Descubrió que el arte de la danza se le daba bastante bien y lo más importante de todo, era inmensamente feliz bailando.


Su gran amiga, el Hada Malekin, también estaba atravesando un duro momento y ambas se hicieron inseparables. Eran totalmente distintas, como el día y la noche pero se entendían sólo con mirarse. Malekin tenía una gran fuerza interior que contagió a Grinza haciendo que se creyera capaz de cualquier cosa.


Juntas lloraron amargamente y rieron de felicidad, se apoyaron la una en la otra en los momentos duros y disfrutaron de los buenos momentos que les deparaba la vida. Malekin conoció a un apuesto caballero de ojos azules como el mar y su corazón roto empezó a recomponerse poco a poco.


Por su parte, Grinza se sentía mejor que nunca no dejaba de disfrutar de la danza y de sus amigos y su vida era más plena cada día…


Todo era maravilloso pero una vez más la fatalidad se cruzó en el camino de Grinza. Una extraña enfermedad se adueñó de su cuerpo, algunos decían que eran las viejas heridas que habían cerrado en falso y que ahora supuraban o que una maldición la había poseído.



Continuará...

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