El espejo de mi Alma

22/10/09

Momento mágico

Odio viajar por trabajo, no soporto el puente aéreo lleno de ejecutivos con su pelo engominado y su traje que los convierte en seres clónicos. No sé porqué, en estas situaciones, siempre me he sentido un poco Momo y los demás, los malvados Hombres Grises de la novela, sobretodo cuando en el aeropuerto se podía fumar.





Me molesta tener que pasar miles de controles para encajar mis largas piernas en esos asientos estrechos y ni tan siquiera poder llevar una botellita de agua. Te hacen descalzarte y caminar con bolsas de plástico en los pies y aún gracias que no te meten el dedo en salva sea la parte…


Tampoco he entendido porqué a la gente le hace sentir importante subirse en un taxi y decir: “Al puente aéreo” a mi me emocionan más otros destinos pero en fin… ¡Soy Momo!


Supongo que por eso fui la única persona en alegrarse el día que la crisis nos prohibió el puente aéreo (¡algo bueno tenía que tener la señora!) y cambié el avión por el tren.


Me gusta viajar en tren porque, aunque el tiempo de trayecto se alargue, no debes estar dos horas antes en el aeropuerto ni sufrir colas de chequeo ni controles de seguridad exhaustivos y puedes entrar en el vagón hasta el tupper con el cocido!


Me relaja acodarme en la ventanilla con mi música, disfrutando del paisaje, mecida por ese suave traqueteo mientras mis pensamientos me llevan… Hoy he ido a Valencia en tren, el viaje de ida lo omitiré puesto que prácticamente lo he pasado durmiendo pero el de vuelta lo he disfrutado al máximo.

Iba entrando en Tarragona cuando el arco iris apareció de repente en el cielo como por arte de magia. Hacía muchísimos años que el cemento y la contaminación no me permitían gozar de este espectáculo así que me recliné en mi asiento mientras sonaba Nessum Dorma en mi MP3 y sonreí cuando mi mente empezó a viajar a través de sus colores.





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