El espejo de mi Alma

21/10/09

Paranoia

Oscuridad, siempre he tenido miedo a la oscuridad. Tengo la odiosa sensación de haberme quedado ciega.


Quiero levantarme, llevo mucho tiempo recostada en estas sábanas de raso odiosamente cómodas. No soporto estar inmóvil, como encerrada en una cárcel siendo relativamente inocente.


¡Porqué di aquel último paso!... Odio arrepentirme de esto… Ya veis, sigo encerrada en un lugar igual de pequeño para mi espíritu rebelde, con la misma desazón con la que llegué pero con una frustración enorme que crece cada día ocupando, poco a poco, todos mis pensamientos…


No veo nada, sólo mi inmensa rabia que tampoco se discierne ya entre tanta oscuridad. No quiero aceptar mi negro sino, nunca he querido hacerlo. Una vez más vuelvo a luchar contra mi destino pero ahora es él, el que me está cogiendo por el cuello.


Hoy recuerdo la esperanza con la que di aquel paso… ¡Qué ilusa fui! Me odio por ello… ¡¿Por qué?!...


No puedo gritar, tengo demasiado algodón en la garganta. Nunca había pensado antes en un final así, siempre soñé con ser libre por fin… ¿Cómo pude esperar algo bueno en mi vida? ¿Cómo pudo entrar esa idea increíble en mi mente? Los reproches se acumulan en mi cerebro alimentando la hoguera de mi desesperación que intenta inútilmente hacer bullir mi sangre yerma… Decido levantarme.


Un nuevo golpe en mi amoratada frente me hace caer inconsciente. Cuando despierte, me acordaré de nuevo de mi increíble realidad… Cuando una se deja llevar por los pensamientos y la rabia se le va la cabeza del ataúd y se olvida de que está muerta…


¡Maldita bala que te alojaste en mi cerebro!

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