El espejo de mi Alma

2/11/09

Ideas preconcebidas


Creo que las personas somos lo bastante complejas para darnos, como mínimo, el beneficio de las segundas impresiones. Con esto solamente quiero decir que odio profundamente los prejuicios y los convencionalismos que tanto hemos interiorizado.


No pretendo dar clases de demagogia barata, lo que pasa es que en estos últimos días he vuelto a ser testigo, protagonista y vencedora de las ideas preconcebidas.


Después de varias semanas sintiéndome una olla a presión, se presentó la situación ideal para liberar tensiones: Cena de Brujas con mis amigos!!! (No os asustéis que no hacemos ningún aquelarre, solamente quedamos para cenar, reírnos y bailar salsa)


Durante la cena, no faltaron las anécdotas mezcladas con algún que otro momento emotivo. A medida que mi sonrisa se iba convirtiendo en carcajada sentía como un calorcillo familiar me invadía.


Nos dirigimos a la sala de baile y un hormigueo me iba recorriendo, mis ganas locas de bailar volvían a manifestarse después de demasiados meses de ausencia.


Ya no recordaba la sensación de quedarme con la concurrencia del local al empezar a salsear. Para mi es algo de lo más normal pero la gente suele sorprenderse ya que, sus ideas preconcebidas, les hacen juzgarme de entrada sin darme el beneficio de la duda. Según esos prejuicios, sólo las bailarinas menudas y delgaditas se mueven bien, craso error…


La sala estaba medio vacía y cuando eso sucede, en lugar de aprovechar para bailar a sus anchas la gente se queda pegada a la pared moviéndose con miedo de que se les vea. Yo pienso que es el mejor momento para disfrutar del baile, sin preocuparte de pisotones o codazos algo que en el mundo de la salsa se convierte en habitual pero que, por extraño que parezca, se resuelve simplemente con un “perdona” y una sonrisa.


Así que me calcé las bambas de baile y, mientras sonaba mi querido Marc Anthony, empecé a bailar con mi amigo Patrick. Siempre que suena la música mis pies se van solos y una amplia sonrisa se asoma a mi boca… ¡Disfruto tanto bailando!


Cuando terminó la canción se acercó el animador de la sala y me dijo:


-“Te felicito, me ha sorprendido que puedas bailar tan bien”.- Mi respuesta fue automática y os aseguro que iba sin ninguna mala intención, pero surtió el efecto deseado y el autor de tan “afortunado” comentario se limito a dar media vuelta y desaparecer:


-Gracias, pero no entiendo el porqué de tu sorpresa. A mi lo que me asombra es que creas que tu comentario me va a hacer sentir bien.


Pasé una noche increíble con mis amigos, riendo hasta las lágrimas y bailando hasta caer rendida y en ningún momento permití que nada lo estropeara.


¡¡¡Gracias por compartir esta noche increíble!!!


3 comentarios:

  1. Lo que daría por disfrutar de la visión de tus "dotes" bailarinas........

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  2. jajaja cuando quieras o mejor, cuando vaya de visita me llevas a un local de salsa por los Bilbos!

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  3. Avisa con tiempo para buscarlo.........

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