El espejo de mi Alma

10/11/09

Resurrección III (el fin de la trilogía)


¡Por fin pasé una noche durmiendo de tirón! Qué ganas tenía de despertar con la sensación de bienestar que te proporciona un sueño reparador… Mi mente fue tomando conciencia muy lentamente, abrí un ojo y, mientras estiraba todas mis articulaciones, una amplia sonrisa ahogó un sonoro bostezo.


Me levanté de la cama de un salto y corrí las cortinas. Un sol espléndido bañó toda la habitación mientras yo seguía estirándome… ¡Qué gustazo!... Me vestí rápidamente, preparé la mochila para mi segundo día de Spa y bajé a desayunar.


Uno de los privilegios de ser la única española alojada en el hotel, era que los camareros me guardaban mesa y me recibían con alguna sorpresa escamoteada de la cocina. En esta ocasión, un platito de jamón ibérico y queso curado me esperaba con los brazos abiertos.


De camino hacía mis queridas burbujas, me sentía exultante de vitalidad. Supongo que hacía demasiado tiempo que no me sentía así y decidí disfrutar de todos y cada uno de los segundos, paladeando las sensaciones y los sentimientos que me estaba deparando mi viaje.


En esta ocasión, aún había menos personas que el día anterior y el jacuzzi dónde mi mente había viajado estaba desierto… no me resistí a semejante tentación y me dejé seducir por sus mágicas burbujas. Una lluvia de pensamientos positivos mojó mi interior. De repente miles de sueños que había arrinconado, ideas que había desterrado y objetivos que había enterrado en pereza despertaron a la vez y rebotaban en mi interior con ganas de hacerse realidad. Me dediqué a ordenarlos según mis prioridades sin permitirme descartar ninguno de ellos. Sólo os adelanto que con ello, ¡tengo mucho trabajo pendiente!


En esta ocasión, terminé mi sesión de burbujeo algo antes que la anterior, me apetecía tomar un aperitivo en la flamante terraza de mi habitación mientras seguía leyendo mi libro (nota: ya casi había terminado con el nuevo de Dan Brown…)


Por la tarde me esperaba un masaje con aceites esenciales, para mi el sumum de la relajación y el bienestar. No me preguntéis que pasó durante esa hora… sólo recuerdo la cara del masajista al descubrir los millares de contracturas que se habían acomodado en mi espalda y cervicales y que provocaban pinchazos, vértigos y migrañas. Tampoco recuerdo cómo llegué de nuevo a mi habitación, por un momento me sentí como el capitán Kirk después de que Scotty pulsara el botón del "tele-transporte". Mi único recuerdo es el de envolverme entre las sábanas oliendo a canela y vainilla…


Después de este momento zen, empecé a preparar la maleta con lentitud, quería alargar al máximo el momento de la partida. Pretendía que mi mente asimilara todas las conclusiones a las que había llegado a través de las burbujas, lágrimas, sueños y sonrisas durante estos días. Me sentía como un pupilo budista que acaba de vislumbrar el ansiado nirvana.


Y así fue como, mientras el tren me devolvía a la realidad, el fantasma de las Navidades Futuras me susurraba al oído sin descanso todo lo bueno que me esperaba si me mantenía firme en mis propósitos y seguía andando por el camino del “CAMBIO” dejando atrás de una vez por todas a Inseguridad y Miedo.


PDT: ¡ATENCIÓN! Ahora Inseguridad y Miedo andan sueltos en busca de un nuevo corazón en el que establecer su campamento base. Mi consejo: no les dejéis pasar ni una sola noche con vosotros, son unos verdaderos okupas.

2 comentarios:

  1. Como me reconforta leer tu TRILOGIA: desde las burbujas del Spa, el jamoncito y, sobre todo, la forma y capacidad de replantearte de nuevo la vida ¡SUERTE!

    ResponderEliminar
  2. Gracias!!! La verdad es que entre estos días y la cena de brujas de la otra noche vuelvo a mirar la vida de frente y con muchas ganas de pegarle un buen muerdo.

    Me encanta que estés! Muxutxus!!!

    ResponderEliminar